Cuando me puse en manos de Víctor me encontraba solo y desesperado, no veía el final del camino, todo era oscuro y sin salida. Derrumbado por dentro, marchitado por fuera, un fantasma, un ser inerte.
Unos pocos meses después con su ayuda y mi determinación, mi vida ha dado un giro de 180 grados. He aprendido a conocerme, a aceptarme y ha seguir todo aquello en lo que creo. Me ha enseñado a cuidar y seguir mis valores, a trabajar mi persona, y sobre todo a ser dueño de mi futuro y mis decisiones.
Estoy eternamente agradecido por el camino que hemos recorrido juntos, ahora me toca volar a mi, pero ya no tengo miedo.
G.P.C.LL Consultor CPM